Al entrar en el establecimiento del famoso fabricante de varitas, escucha el tintineo de una campanilla. El lugar pequeño, vacio y polvoriento se asemeja más a un almacén abandonado que una tienda de renombre. Amelia encoje sus hombros, esperando que alguien la atienda, mientras observa las miles de estrechas cajas amontonadas cuidadosamente hasta el techo. De pronto una voz la saca de su ensimismamiento, un anciano con los ojos plateados se dirige a ella. La observa atentamente y añade.
- Vaya, por fín.... la estaba esperando... vamos a ver... Vuelve a mirarla fijamente y saca una varita de uno de los estantes tendiendosela para que la pruebe. Amelia sin saber bien que hacer sacude la varita y vé como la silla cercana a ella explota en llamas.
- No, decididamente no. Se apresura a añadir el fabricante mientras vuelve a tomar la varita.... la observar de nuevo detenidamente y vuelve a tenderle otra varita que extrae de una de las estrechas cajas. Vamos... pruébela señorita... sin miedo.... [b]Algo más suspicaz Amelia vuelve a agitar la varita, de pronto una luz plateada sale del extremo de la varita iluminando la pequeña tienda.[/b]
- Bien, bien..... no está mal...madera de acebo y núcleo de corazón de dragón... Creo que la varita ya le eligió señorita..... dejando un silencio para permitir que la muchacha se presentase.
- Greyback.... mi nombre es Amelia Greyback..
Una sombra recorre la mirada del anciano, sin embargo no llega a añadir nada tras escuchar el apellido de la jóven.
Tras pagar su varita Amelia se despide del fabricante sin grandes aspavientos y sale en dirección a algún lugar donde poder probar su nueva adquisición.